Ezequiel  21, 14-22

[[21:19]] Y tú, hijo de hombre, profetiza y bate palmas. ¡Golpee la espada dos, tres veces, la espada de las víctimas, la espada de la gran víctima*, que les amenaza en torno! [[21:20]] A fin de que desmaye el corazón y abunden las ocasiones de caída, en todas sus puertas he puesto yo víctimas de la espada, hecha para centellear, bruñida para la matanza*. [[21:21]] ¡Gírate*: a la derecha, vuélvete a la izquierda, donde tus filos sean requeridos! [[21:22]] Yo también batiré palmas, saciaré mi furor. Yo, Yahvé, he hablado.» [[21:23]] Yahvé me dirigió su palabra en estos términos: [[21:24]] «Y tú, hijo de hombre, marca dos caminos por donde venga la espada del rey de Babilonia; que salgan los dos del mismo país. Y marca una señal, márcala en la cabecera del camino de la ciudad. [[21:25]] Después traza el camino para que venga la espada hacia Rabá de los amonitas y hacia Judá, a la fortaleza de Jerusalén. [[21:26]] Porque el rey de Babilonia se ha detenido en el cruce, en la cabecera de los dos caminos, para consultar a la suerte. Ha sacudido las flechas, ha interrogado a los terafim, ha observado el hígado. [[21:27]] En su mano derecha está la suerte de Jerusalén: para situar arietes, dar la orden de matanza, lanzar el grito de guerra, situar arietes contra las puertas, levantar un terraplén, hacer trincheras*.
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