Jeremías  51, 63-64

Luego, cuando acabes de leer en voz alta ese libro, atas a él una piedra y lo arrojas al Éufrates. Y dices: ‘Así se hundirá Babilonia y no se recobrará del mal que yo mismo voy a traer sobre ella.’» Hasta aquí las palabras de Jeremías*.
Ver contexto