Eclesiástico 9, 8-9

Aparta los ojos de una mujer hermosa; no te fijes en belleza ajena. Muchos se perdieron por la belleza de la mujer; a su lado el amor se inflama como el fuego. Jamás te sientes junto a una mujer casada, ni bebas vino con ella en la mesa, no sea que tu corazón vaya tras ella y tu pasión te lleve a la ruina.
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