Ezequiel  18, 1-20


Responsabilidad personal
33,1-20

Me dirigió la palabra el Señor: –¿Por qué andan repitiendo
este refrán en la tierra de Israel:
Los padres comieron uvas agrias
y a los hijos
se les destemplan los dientes? ¡Por mi vida!, les juro
– oráculo del Señor–
que nadie volverá a repetir
ese refrán en Israel. Sépanlo: todas las vidas son mías;
lo mismo que la vida del padre,
es mía la vida del hijo;
el que peca es el que morirá. El hombre que es justo,
que observa el derecho y la justicia, que no participa
en banquetes idolátricos
levantando los ojos
a los ídolos de Israel;
que no profana
a la mujer de su prójimo,
ni se acuesta
con la mujer en su regla; que no explota,
sino que devuelve
la prenda empeñada;
que no roba, sino que da
su pan al hambriento
y viste al desnudo; que no presta con usura
ni cobra intereses;
que aparta la mano de la maldad
y juzga imparcialmente los delitos; que camina según mis preceptos
y guarda mis mandamientos,
cumpliéndolos fielmente,
ese hombre es justo
y ciertamente vivirá
– oráculo del Señor– . Si éste engendra
un hijo criminal y homicida,
que quebranta algunas
de estas prohibiciones o no cumple todos estos mandatos,
sino que participa
en banquetes idolátricos
y profana a la mujer de su prójimo; que explota
al desgraciado y al pobre,
que roba y no devuelve
la prenda empeñada,
que levanta los ojos a los ídolos
y comete prácticas idolátricas; que presta con usura y cobra intereses,
ciertamente no vivirá;
por haber cometido
todas esas prácticas idolátricas,
morirá ciertamente
y será responsable de sus crímenes. Y si éste engendra un hijo,
que a pesar de haber visto
los pecados de su padre no los imita; que no participa
en los banquetes idolátricos
levantando los ojos
a los ídolos de Israel;
que no profana
a la mujer de su prójimo; que no explota
ni se apropia la prenda empeñada;
que no roba, sino que da
su pan al hambriento
y viste al desnudo; que aparta la mano de la maldad
y no cobra interés usurario;
que cumple mis mandamientos
y camina según mis preceptos,
ese hombre no morirá
por culpa de su padre,
sino que ciertamente vivirá. Su padre, que cometió
atropellos y robos
y maltrató a su gente,
murió por su culpa. Ustedes objetarán: ¿Por qué no carga
el hijo con la culpa del padre?
Si el hijo observa
el derecho y la justicia
y guarda mis preceptos y los cumple,
ciertamente vivirá. El que peca es el que morirá;
el hijo no cargará
con la culpa del padre,
el padre no cargará
con la culpa del hijo;
sobre el justo recaerá su justicia,
sobre el malvado recaerá su maldad.
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