Job  40, 1-24

El Señor interpeló a job: «¿Quiere el censor discutir con el Todopoderoso? | El que critica a Dios, que responda». job respondió al Señor: «Me siento pequeño, ¿qué replicaré? | Me taparé la boca con la mano. Hablé una vez, no insistiré; | dos veces, nada añadiré». El Señor replicó a job desde la tormenta ° : «Si eres hombre, cíñete los lomos; | voy a interrogarte, y tú me instruirás: ¿Te atreves a violar mi derecho, | a condenarme por salir tú absuelto? ¿Tienes el poder de Dios?, | ¿truena tu voz como la suya? ¡Pues vístete de gloria y majestad, | cúbrete de fasto y esplendor, derrama la riada de tu cólera | y abate al soberbio con tu mirada; humilla con tu mirada al arrogante | y aplasta a los malvados donde estén; entiérralos juntos en el polvo, | venda sus rostros en la tumba! Entonces yo también te alabaré: | “Tu diestra te ha dado la victoria”. Contempla ahora a Behemot ° ; | es mi criatura, como tú; | se alimenta de hierba, como el buey. Fíjate en la fuerza de sus lomos, | en el vigor de los músculos del vientre; empina su cola como un cedro, | se traban los nervios de sus muslos; sus huesos son tubos de bronce, | sus miembros son barras de hierro. Es la obra maestra de Dios, | su Hacedor lo amenazó con la espada. Los montes le pagan su tributo, | junto a él retozan las bestias. Se tumba debajo de los lotos, | oculto en el carrizal de la marisma; los lotos lo cubren con su sombra, | los sauces del río lo protegen. No teme que el río se desborde, | que un Jordán espumee en su hocico. ¡A ver quién lo atrapa si él lo advierte, | o le perfora la nariz con ganchos!
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