Nehemías 6, 1-9

° Cuando Sambalat, Tobías, Guesen el árabe y el resto de nuestros enemigos se enteraron de que yo había reconstruido la muralla y no quedaba brecha alguna en ella (aunque todavía no había colocado las hojas de las puertas), Sambalat y Guesen mandaron a decirme: «Ven, organicemos una entrevista con los príncipes de la vega de Ono». Como lo que querían era hacerme daño, yo mandé a decirles: «Estoy ocupado en una obra importante y no puedo ir; la obra se pararía si la dejo para ir a veros». Volvieron a hacerme la misma invitación cuatro veces, pero yo les di siempre la misma respuesta. Entonces Sambalat mandó a decirme por quinta vez lo mismo por medio de un criado, que traía una carta abierta en la que estaba escrito: «Entre las gentes corre el rumor —así lo afirma Gasmú— de que tú y los judíos proyectáis sublevaros, y que por eso reconstruyes la muralla; y de que tú serás su rey; que has designado profetas para que hablen de ti en Jerusalén y te proclamen rey de Judá. Estos rumores llegarán a oídos del rey. Ven, pues, para que tomemos juntos una decisión». Pero yo mandé a decirle: «No hay nada de lo que tú dices. Son mentiras inventadas por ti». Y es que todos intentaban meternos miedo, pensando que dejaríamos el trabajo y que la obra no llegaría a término. Sin embargo, yo continué con más ánimo.
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