Ezequiel  3, 14

Entonces me alzó el espíritu y me arrebató. Yo andaba amargado y malhumorado en mi alma, pero fue sobre mí la mano de Yahvé, que me confortó. Llegué así a los deportados de Tel-Abib, que habitaban en la ribera del río Kebar, a la región donde moraban, y estuve entre ellos atónito durante siete días.
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