Genesis 20, 4-7

Abimelec, que no se había acercado a ella, respondió: “Señor, ¿matarías así al inocente? ¿No me ha dicho él: Es mi hermana?; y ¿no me ha dicho ella: Es mi hermano? Con pureza de corazón y con manos inocentes hice yo esto.” Y le dijo Dios en el sueño: “Bien sé yo que lo has hecho con pureza de corazón; por eso te he impedido que pecaras contra mí, y no he consentido que la tocaras." Ahora, pues, devuelve la mujer al marido, pues él, que es profeta, rogará por ti y vivirás; pero, si no se la devuelves, sabe que ciertamente morirás tú con todos los tuyos.”
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