Hebreos 13, 10-13

Nosotros tenemos un altar, del que no tienen facultad de comer los que sirven el tabernáculo. Los cuerpos de aquellos animales cuya sangre, ofrecida por los pecados, es introducida en el santuario por el pontífice, son quemados fuera del campamento. Por lo cual también Jesús, a fin de santificar con su propia sangre al pueblo, padeció fuera de la puerta. Salgamos, pues, a El, fuera del campamento, cargados con su oprobio,
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