Numeros  14, 7-33

y hablaron a toda la asamblea de los hijos de Israel, diciendo: “La tierra por la que hemos pasado en reconocimiento es sobremanera buena. Si agradamos a Yahvé, El nos hará entrar en esa tierra y nos la dará. Es una tierra que mana leche y miel. No os rebeléis contra Yahvé y no tengáis miedo de la gente de esa tierra, que nos la comeremos como pan. Ellos se han quedado sin amparo, y Yahvé está con nosotros.” Toda la asamblea de Israel quería lapidarlos, pero la gloria de Yahvé se mostró en el tabernáculo de la reunión a todos los hijos de Israel, y Yahvé dijo a Moisés: “¿Hasta cuándo ha de ultrajarme este pueblo? ¿Hasta cuándo no ha de creerme, después de todos los prodigios que en medio de ellos he obrado? Voy a herirle de mortandad y a hacer de ti una gran nación, más grande y más fuerte que ellos,” Pero Moisés respondió a Yahvé: “Y lo sabrán los egipcios, de cuyo poder sacaste a este pueblo, y se lo dirán a los habitantes de esa tierra. Todos ellos saben, oh Yahvé!, que habitas en medio de este pueblo, que te dejas ver la cara, que se posa sobre ellos tu nube, que vas delante de ellos, de día en columna de nube y de noche en columna de fuego. Si, pues, destruyes a este pueblo como si fuera un solo hombre, los pueblos a los que ha llegado tu fama dirán: Por no haber podido llevar a ese pueblo a la tierra que le había prometido, los ha destruido Yahvé en el desierto. Haz, pues, mi Señor, que resplandezca tu fortaleza, como tú mismo dijiste. Yahvé, tardo a la ira y grande en misericordia, que perdona la iniquidad y la rebeldía, aunque no lo deja impune, y visita la iniquidad de los padres en los hijos hasta la tercera y cuarta generación, perdona, pues, la iniquidad de este pueblo según tu gran misericordia, como desde Egipto hasta aquí lo has perdonado.” Díjole Yahvé: “Los perdono, según me lo pides;" mas por mi vida y por mi gloria, que llena la tierra toda, que todos aquellos que han visto mi gloria y todos los prodigios que yo he obrado en Egipto y en .el desierto, y todavía me han tentado diez y diez veces, desoyéndome, no verán la tierra que a sus padres juré dar. No; ninguno de los que así me han ultrajado la verá." Sólo a mi siervo Caleb, que con espíritu del todo diferente me siguió enteramente, le haré yo entrar en esa tierra donde ha estado ya, y su descendencia la tendrá en posesión. Pero el amalecita y el cananeo habitarán en la llanura. Mañana mismo volveos, y partid al desierto, camino del mar Rojo.” Yahvé habló a Moisés y a Aarón, diciendo: “¿Hasta cuándo voy a estar oyendo lo que contra mí murmura esta turba depravada, las quejas contra mí de los hijos de Israel? Diles, pues: Por mi vida, palabra de Yahvé, que lo que a mis oídos habéis susurrado, eso haré yo con vosotros;" en este desierto yacerán vuestros cadáveres. De todos vosotros, los que en vuestro censo fuisteis contados de veinte años para arriba, que habéis murmurado contra mí, ninguno entrará en la tierra que con juramento os prometí por habitación. Sólo Caleb, hijo de Jefoné, y Josué, hijo de Nun. Pero a vuestros hijos, los que dijisteis que serían presa ajena, a éstos los introduciré yo; y ellos disfrutarán la tierra que vosotros habéis desdeñado." Cuanto a vosotros, en este desierto yacerán vuestros cadáveres. Vuestros hijos errarán por el desierto cuarenta años, llevando sobre sí vuestras rebeldías, hasta que vuestros cuerpos se consuman en el desierto.
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