Genesis 17, 8-18

y he de darte a ti, y a tu descendencia después de ti, la tierra de tus peregrinaciones, toda la tierra de Canaán, en eterna posesión. Dijo Dios a Abraham: “Tú guarda mi pacto, tú y tu descendencia después de ti por sus generaciones. Esto es mi pacto, que has de observar tú y tu descendencia después de ti: circuncidad todo varón. Circuncidaréis la carne de vuestro prepucio, y ésta será la señal del pacto entre mí y vosotros. A los ocho días de nacido, todo varón será circuncidado en vuestras generaciones: los siervos, los nacidos en casa, los comprados, aunque no sean de vuestra estirpe. Todos, todos los criados en casa o comprados, se circuncidarán, y llevaréis en vuestra carne la señal de mi pacto por siempre;" y el incircunciso que no circuncidare la carne de su prepucio, será borrado de su pueblo; rompió mi pacto.” Dijo también Dios a Abraham: “Sarai, tu mujer, no se llamará ya Sarai, sino Sara, pues la bendeciré, y te daré de ella un hijo, a quien bendeciré, y engendrará pueblos, y saldrán de él reyes de pueblos.” Cayó Abraham sobre su rostro, y se reía, diciéndose en su corazón: “¿Conque a un centenario le va a nacer un hijo, y Sara, ya nonagenaria, ya a parir?” Y dijo a Dios: “¡Ojalá que viva a tus ojos Ismael!”
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