Tobías 3, 2-6

Tú eres justo, Señor,
y justas son todas tus obras.
Misericordia y verdad
son todos tus caminos.
Tú eres el Juez del Universo.
Y ahora, Señor,
acuérdate de mí y mírame.
No me condenes por mis pecados,
mis inadvertencias y las de mis padres.
Hemos pecado en tu presencia,
no hemos escuchado tus mandatos
y nos has entregado al saqueo,
a la burla, al comentario
y al oprobio de todas las gentes
entre las que nos has dispersado.
Pero cierto es, Señor,
que todas tus sentencias
a la verdad responden
cuando me tratas según mis pecados
y los de mis padres;
porque no hemos cumplido tus mandatos,
y no hemos caminado en la verdad
delante de ti.
Haz conmigo ahora
según lo que te plazca
y ordena que reciban mi vida
para que yo me disuelva
sobre la faz de la tierra,
porque más me vale morir que vivir.
Tengo que aguantar injustos reproches
y me anega la tristeza.
Manda, Señor, que sea liberado
de esta aflicción
y déjame partir al lugar eterno,
y no apartes, Señor, tu rostro de mí,
pues prefiero morir
a pasar tanta aflicción durante la vida
y tener que seguir oyendo injurias.
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